domingo, 8 de abril de 2018

Hay muchísimas veces en las que la vida sólo sabe ponerte a prueba con las cosas que verdaderamente te importan hasta tal punto en el que te preguntas a ti mismo.. ¿Es necesario llegar a tal punto?
No sé a quien tengo que darselas pero gracias, porque todas esas cosas hacen que nos conozcamos más, que conozcamos más lo que tenemos alrededor y nos fortalecemos por dentro. Tanto que en este momento hay personas que son como los diamantes. Si, los diamantes, esas piedras tan bonitas pero tan duras, las cuales solo se pueden rayar entre sí y no con otro material.
Los diamantes son de gran valor, transparentes, brillan con o sin luz y puedes lucirlos con cualquier cosa, ya que al mirarlos, hablan por si solos. Son intraspasables.
Es curioso porque.. hace unos cuantos meses estaba haciendo una reflexión en éste mismo lugar, en Facebook, diciendo algo así como que todos deberíamos tener la bonita costumbre de vivir y sonreír, como lo hacen los niños y, me pregunto.. ¿Acaso es tan difícil? Porque algunas personas no pueden vivir sin dejar vivir a otras personas. Porque algunas personas no pueden sonreír sin apagar la sonrisa en otras personas.
Son duras y crueles esas palabras pero.. ¿Acaso es mentira?
¿Hay alguien que no conozca a personas que sean así? Porque lo que más pena me da es que abundan más las personas que apagan las ganas que las que las dan.
Y ahora diréis.. ¿Que tiene esto que ver con lo que has escrito antes? Muy sencillo..
Las personas que consiguen ser diamantes son las que de verdad tienen los objetivos más importantes en la vida, las que nunca dejaran de tener esas costumbres bonitas de vivir su vida a su manera y de sonreír siempre que se pueda. En cambio, las personas que son totalmente lo contrario, nunca podrán ser diamantes, aunque no estén pulidos, porque las personas que hacen daño, son como las espinas de los rosales y, perdonadme pero ya que estoy estudiando joyería, os diré que es imposible que una joya quede bien combinando un diamante con espinas alrededor.
Parece ser que la amapola oficial ha vuelto...

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