viernes, 2 de agosto de 2019


Una de las mejores sensaciones que puedo experimentar cada día es la de sentirme querida. Sentirme querida por las personas que día tras día están a mi lado. Pero no esas que te apuñalan sin importar quien eres, sin importar tu respeto y lo que les quieres. No. Yo ya no tengo de esas personas en mi vida.
Me refiero a esas personas que te dan un beso porque les nace cada vez que te ven. Esas que no hace falta que te llamen cada día porque sabes que te quieren, las que pasan días sin hablar con ellas pero, después de tres meses, les llamas y parece que os hayáis visto ayer.
Esas que valen su peso en oro, las que son verdaderas ante cualquier situación, las que no conocen la palabra "mentir", las que tienen personalidad, carácter y sentido común.
Las que no trasgibersan las cosas/situaciones, las que quieren el bien para ti, las que se acuerdan de ti, las que no son egoístas, esas que te conocen de verdad y saben lo que puedes haber hecho/dicho y lo que no.
Si, esas que aprecian y respetan sus principios, las que saben respetar la forma de ser, las opiniones y las decisiones de cada uno. Las que saben cuáles son sus límites, las que se hacen de respetar y respetan, las que no se creen ni más ni menos que nadie.
Esas personas que no dicen mentiras sobre ti a tus espaldas. Esas que saben querer. Pero, querer bien, de verdad, con fuerza, sin tontería alguna.
No sé si me explico, pero a eso me refiero.